Miguel Salazar| La jornada europea de ayer nos deja una de esas imágenes que serán recordadas durante un tiempo. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, no pudo contenerse tras el gol de Benzema y, como si de Alí Syed o Joan Gaspar –en sus tiempos de vicepresidencia- se tratase, se levantó de su asiento con las manos en alto expresando su alegría tras en tanto del galo.
Es curioso puesto que nunca antes se había visto al presidente blanco celebrando un gol en un palco. Es más, pocas veces, por no decir ninguna, se ha dejado llevar por la euforia. No lo hizo con el gol de la novena, la archiconocida bolea de Zidane, en una final de la Champions. Sin embargo sí que lo hizo ayer, en un partido de ida de los octavos de final de la Copa de Europa. A priori puede parecer chocante, pero en el fondo no lo es.
“Una imagen vale que más de mil palabras” dice el dicho popular y la de ayer es la muestra más clara de que los fantasmas de octavos sí que existen en el Real Madrid. El conjunto blanco lleva seis años seguidos sin disputar los cuartos de final de la competición predilecta para la entidad y se ha convertido en una obsesión tanto para directivos como para jugadores. Por ello ayer Florentino no pudo aguantar. Por fin por delante en octavos y por fin se rompe la maldición del Olympique de Lyon, y de los equipos franceses en general. Eso sí, todavía queda la mitad de la eliminatoria y si el Real Madrid no consigue vencer a sus fantasmas este año esa foto puede hacerle daño, al igual que pasó con el ‘chorreo’ de Boluda.
Es cierto, la imagen muestra la ansiedad que vive todo el madridismo en general, con la necesidad de ganar algún título y con la sensación de jugársela en cada paso, algo que puede ser contraproducente para sus intereses. Y es que, para un equipo como el de la capital de España, varios años sin títulos hacen mucho daño.
ResponderEliminarUn saludo,
Pablo.